PAPELUCHO
MARCELA PAZ
Como yo no tenía a quien contarle mis secretos, la Domitila, me aconsejó que escribiera una carta, fue así que nació mi diario de vida.
Yo tenía en mi laboratorio un frasco con un invento. Estaba hecho con varias cosas. Mi idea era ver que podía resultar con esto, por eso hice un sándwich para algún ratón.
Lo dejé en mi pieza y cuando regresé ya no estaba. Pensé que la Domi se lo había comido y estuve muy preocupado, durante varios días. Creía que se moriría pero, ella es mentirosa así es que me quedé tranquilo.
Se me ocurrió juntar los cables del teléfono con los de la lámpara de velador de mi mamá, quería ver que pasaba. Dejé la casa sin luz por la noche. Estaba muy preocupado porque iba allegar mi papá. No hubo drama, mi papá sólo cambió los tapones y listo.
Por levantarme a ver a la Domi, me resfrié y he tosido toda la noche, creo que me voy a morir. Si esto sucede quiero que me entierren en un cajón pobre, recomiendo que no me registren mis cajones, que le den alpiste a mi canario y que no lloren por mí.
Me pasaron varias cosas mientras estuve en cama pero, me gusta estar enfermo porque no me retan y me dan muchas cosas que yo quiero.
Resulta que ahora nos vamos de veraneo a la costa, todo se alborota. Mi mamá se enoja porque yo suelto a mi canario. Mi papá me retó porque fui con las manos sucias a la mesa.
Cuando hice mi maleta sólo me cupieron mis cosas , pero le pedí a Javier que me echara la ropa en la suya y no quiso. La escondí debajo del colchón, total no necesito más que lo puesto y mi traje de baño.
Llegamos a Viña del Mar . Lo primero que me pasó es que se me mancharon los únicos pantalones con aceite. Los lavé y quedaron peores. Me retaron porque andaba con traje de baño.
Le arrendé unos pantalones a Javier en tres pesos. Como me quedaban largos los corté. Tuve que regalarle mi escopeta para que no me acusara.
Me castigaron por lo de los pantalones. Tuve que ir a comprar unos nuevos con mi mamá, me retó mucho y no me dejó salir.
Después que mi mamá se fue al puerto, yo y Javier fuimos donde Buzeta, el mecánico, es muy buena persona. Estuvimos ahí hasta tarde. Cuando mi mamá volvió se asustó y se puso como loca, me dio diecisiete pellizcos. Me quedó dando vueltas el reto .Cuando mi mamá me castiga me dan ganas de morirme.
Siento que mi papá no me quiere porque le di uno de sus trajes al pobre de Buzeta y me insultó. En la noche Javier me despertó porque yo estaba llorando. Me acordé cuando me castigaron por culpa de mi hermano , él tampoco me quiere y aunque mi mamá es buena le hará bien que la abandone. Me iré.
Escribí mi diario y salí a la calle con mi diario y mi paquete de pan. Caminé mucho, me quedé dormido. Ahora estoy en una casita pobre, me dieron de comer, estofado y una agüita de café. Les pagué con mi cinturón. Les conté que era huérfano. Pienso, ¿Mi papá estará arrepentido de haber sido injusto? . No me da pena , pero sí mi mamá. Me dan ganas de volver porque tengo hambre y me imagino a mi mamá llorando.
Estoy perdido, los niños que se pierden van a los circos, pero aquí no hay ninguno , sólo hay potreros con animales salvajes.Dormiré tal vez en casa de una señora que me invitó.
Un señor que en auto iba a Viña me ofreció llevarme y me volví. Pensé que mi mamá iba a llorar pero no se dio ni cuenta que yo estuve perdido porque venía llegando con el papá de Zapallar. Javier se enojó porque volví, me amenaza que le va a contar a mi mamá o papá, y tengo que hacer todo lo que quiere. La Domi es la única que se preocupó.
El cálefont se reventó y me salvó del reto de mi papá, porque se salió un tiro de la escopeta que le saqué y rompió la pared. Vinieron a arreglarlo y salió tan caro que, mis papás casi se pelean.
Quería ayudar a mi mamá y mi papá y me puse mis pantalones manchados con aceite, tomé un jarrito y mirando hacia arriba me puse a pedir limosna . Me pilló la tía Pepa y se rió de mí. Le pedí que no le dijera a nadie . Mi mamá se enteró y me retó mucho y me castigó, sin salir todo el día de mañana.
Para no aburrirme, puse una tienda con cosas que no sirven. Dejé la plata que reuní en el velador de mi mamá, dieciocho pesos. En lugar de agradecerme, me retó de nuevo, pero no me castigó esta vez.
Todos los que entran a mi pieza hacen un gran alboroto porque tengo un criadero de jaibitas debajo de mi cama, así me entretengo. Javier me lo quería botar. Lo guardé en otro lugar porque tengo que operar una que tiene un tumor.
Mi jaibita Manuela se murió. Mi mamá pegó un grito por el olor que salía del armario. Me buscó por toda la casa, yo jugué a hacerme invisible, no me podía encontrar. Pasé hambre porque no podía comer hasta que la Domi no saliera de la cocina.. De repente da miedo quedarse así para siempre.
La policía me andaba buscando. Me había quedado dormido en el armario de las escobas. Desperté al otro día. Me puse llorar asustado porque me iban a pegar. Le pedí a la Domi que se echara la culpa pero, ella me pidió a cambio que le consiguiera permiso con mi mamá para salir de noche. Inventé un cuento para que mis papás fueran invitados a comer y llamé a la tía Lala y así le pagué el favor a la Domitila.
Mi mamá quiere echar a la Domi porque todavía no llega, ya es hora de almorzar y ella tuvo que hacer el desayuno. La Domi llamó que había tenido un accidente. Javier y yo lavaremos los platos con mi mamá . Nadie puede salir para que no quede sola la casa.
Llegó la Domi muy cansada y yo tuve que cuidar la casa para que ella durmiera. Salí a dar un paseo en auto con Buzeta, dejé la puerta abierta y entraron a robar. Mi mamá se enfureció pero, no le dijo nada a la Domi para que no se fuera.
Nos vamos al campo, a una casa prestada, no me gusta, pero vamos a economizar. Llegaron muchas cuentas y mi papá está desesperado por lo del pago. Voy a ayudar a arreglar la casa y voy a ser muy económico para que mi mamá me lo agradezca.
Yo y Javier estamos muy felices porque ya llegamos al campo donde la tía Rosario y aquí, se puede andar sin zapatos y como uno quiera, también se ahorra. Salimos a andar acaballo todo el día, ahora somos muy amigos y también con el Chirigüe. Me da pena un caballo ciego que hay aquí.
Hicimos un picnic, nos dimos un baño en el estero y aprendimos a lacear y ordeñar vacas. Iremos a cazar con el nuevo amigo, será el día más feliz de mi vida.
La tía Rosarito, que era buena, se está poniendo complicada, por todo se enfurece, no nos quiere parece, y dice que somos insoportables. Nos reta mucho y eso duele.
Estamos un poco aburridos , hoy nadie se lavó porque se cortó el agua. Desde que llegó mi mamá no podemos hacer casi nada. Tenía en mente una buena idea pero la olvidé.
Los ricos le roban siempre a los pobres y a mí eso me da mucha rabia. Le regalé mi frazada a Soto y mi mamá y la tía hicieron gran alboroto pero, no me importa. Me agrada Soto.
Se murió una viejita y fuimos a rezar, todos conversaban o lloraban. Soto me pidió que le consiguiera vino y yo fui a la bodega a buscarle una botella. Se me rompieron cuatro. Con Javier jugamos a que unos sacos de papas eran montañas y saltábamos. Se nos rompieron algunas y las papas rodaban por el comedor. Hubo un gran alboroto por esto y nos retaron.
Ayer estábamos aburridos , hicimos una fogata y había harto humo, se llenó la casa. Soto y Zúñiga lo apagaron. Nos castigaron y a la cama los dos. Nos iremos a Santiago porque mamá llamó al papá y nos acusó.
Aún no nos vamos porque papá anda buscando casa para cambiarnos. Mi mamá viajó para ayudarlo. Javier hoy se cayó del caballo y creíamos que estaba muerto. Estaba sólo aturdido.
Nos instalamos en un departamento, volvió la Domitila y nos trajo huevos de campo. Nos compraron ropa nueva y nos matricularon en un internado.
Se armó una pelea porque le saqué un vuelto a mi mamá y se lo di a una señora que tenía cara de bruja y era muy pobre. Le echó la culpa a la Domi y por eso se quiere ir pero, yo no quiero porque es la única que me da cosas y me quiere, estoy muy triste.
soy el primero siuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
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