lunes, 30 de agosto de 2010
Pirámide mexicana
iudad México es conocida por sus excelentes museos, mas a nosotros no nos gusta estar mucho tiempo encerrados. Por eso preferimos los museos al aire libre, y es ahí donde todo México es único. Y de todos los museos vivos, Teotihuacan es nuestro favorito.
El viaje desde Ciudad México hasta Teotihuacan no es muy lejos, aproximadamente unos 50 Km. Nosotros salimos a eso de las nueve de la mañana y estábamos en la cima de la Pirámide del Sol al medio día. Eso fue después de visitar una tienda de artesanías donde tomamos una bebida de cierta planta, si mal no recordamos era llamada planta del maguey, y nos dieron una roca de obsidiana para la buena suerte. También nos ofrecieron tequila, pero preferimos dejar pasar esa.
En Teotihuacan se encuentran las ruinas de una civilización agrícola que allí se estableció unos 600 años antes de Cristo, según nos dijeron. Quinientos años más tarde ya se había consolidado aquella cultura y comenzaron a edificar las impresionantes pirámides y templos que aun podemos ver.
Esa cultura floreció y mantuvo comercio con muchas regiones, remotas en aquellos tiempos, de Mesoamérica; al menos sus objetos de alfarería llegaron hasta la Guatemala de hoy. Mas 750 años después desapareció, sólo dejándonos sus maravillosas edificaciones.
Nuestro guía nos dijo que realmente se sabe muy poco de la cultura teotihuanaca. Para complicar las cosas aun más, los nombres que se le han dado a los monumentos, lugares y hasta creencias fueron aquellos de los aztecas, que era otra cultura muy diferente.
Es cierto que para los aztecas Teotihuacan era un lugar sagrado. Es más, le llamaron así porque esta palabra para ellos quería decir algo así como “donde los hombres se convierten en dioses”. Pero hay indicaciones que no tenían mucha información concreta. Le llamaron “Calle de los Muertos” a la inmensa avenida central que corre de norte a sur y creían que eran gigantes los habitantes de esta ciudad. Aunque esta teoría de “gigantes” no es del todo descartada por algunos arqueólogos. Algunos conocedores estiman que Teotihuacan significa “Lugar donde nacen los dioses” ya que la leyenda dice que fue en esta ciudad donde nació el quinto sol. También se le interpreta como “Lugar de los dioses”.
Durante sus años de mayor esplendor, Teotihuacan llegó a ocupar un área de unos 18 kilómetros cuadrados con una población de unos 200 mil habitantes. Algunos conocedores estiman que fueron las invasiones de las culturas del norte, tal vez los otomíes o tal vez los toltecas, con su carácter guerrero quienes dieron fin a la civilización teotihuanaca. Lo cierto es que tal como Mesopotania y después Grecia crearon los cauces por donde se desenvuelve la civilización occidental, Teotihuacan creo, o al menos recompiló, la cultura y creencias que después serían la base de las culturas posteriores en Mesoamérica.
Comenzamos nuestra visita por la Ciudadela, donde encontramos el templo a Quetzalcóatl y Tláloc. Después caminamos el Miccoatli, o la Calle de los Muertos, hasta llegar a la Pirámide del Sol, la cual subimos. Continuamos por la misma calzada hasta la Pirámide de la Luna, y ya las piernas no nos permitieron subirla. Terminando en el Palacio de Quetzalpapálotl.
Se puede caminar por la mayor parte de todo Teotihuacan. Es permitido subir a las dos pirámides mayores, la del Sol y la de la Luna. Realmente toda la zona está preparada para la comodidad del visitante. También hay cafeterías y muchas tiendas de artesanías. En las afueras inmediatas hay bastante restaurantes y algunos pequeños, pero muy agradables, hoteles.
Por favor recuerde que nosotros no somos ni agentes de viaje ni guías turísticos. Nuestra visita a Teotihuacan fue una de personas normales y corrientes. Si el día que visitamos hubiese sido soleado no hubiese sido mala idea haber llevado loción para la piel protectora del sol. Pero nos tocó uno de esos días nublados de invierno y los abrigos que llevamos nos vinieron muy bien, sobre todo en las pirámides.
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